Casa Palacio de los Duques de Arcos

El linaje nobiliario castellano de los Ponce de León fue uno de los más importantes de la Baja Edad Media andaluza. En 1342 Alfonso XI segregó de Carmona el lugar de Mairena para donarlo a Pedro Ponce de León en pago por su ayuda en las guerras fronterizas con Granada.

La documentación conservada en diferentes archivos nos desvelan algunos de los acontecimientos más relevantes de la historia de la familia vividos entre estas paredes. En 1448 Juan Ponce de León, II Conde de Arcos y heredero del mayorazgo del linaje se desposó con Leonor Núñez, su criada, amante y madre de 8 de sus 28  hijos , en una pequeña capilla de esta casa dedicada a San Eutropio. Aquí vivieron unos años con sus hijos entre los que se encontraba Rodrigo Ponce de León quien fue un personaje fundamental de la historia familiar. Se especula con al idea de que su viuda Beatriz Pacheco apodada “la triste duquesa” acudiera a la casa el 27 de agosto de 1492 por un corto período de tiempo para empezar a ejercer el gobierno del linaje a la espera de la mayoría de edad de su  nieto también llamado Rodrigo.

Aún sin confirmar, también se cree que los Reyes Católicos pasaron la noche en este edificio el 5 de julio de 1500 de camino a Granada.

El edificio es la suma de varios inmuebles construidos a lo largo de los últimos seis siglos. Se especula que su origen data del siglo XV coincidiendo con la construcción de la iglesia parroquial, la ermita de San Sebastián y la ampliación del Castillo. Estos fueron unos alos de apogeo económico y social gracias a la concesión de la celebración de la feria de ganado en Mairena a Juan Ponce de León, señor de Mairena.

De la primera construcción conservada que se describía como un “palacio” quedan aún el patio y un edificio con dos naves a diferente altura de estilo mudéjar. En el siglo XVIII y tras ser indicada la necesidad de hacer obras se construyó la fachada hacia la Calle Real, se abrió una puerta para los carruajes y se hicieron varias remodelaciones. A mediados del siglo XX moraron en ella varias familias y en la década de los 90, el Ayuntamiento rehabilitó el monumento con programas de Escuelas Taller y Casas de Oficio con el objetivo de convertir la Casa en un centro de interpretación de Flamenco dedicado a la figura de Antonio Mairena.